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Fascismo en España y Brasil: coincidencias entre Jair Bolsonaro y Santiago Abascal

Existe una diferencia capital entre la izquierda y la derecha, que está enraizada en la lucha de clases. La izquierda pone al ser humano en el centro, y la derecha al dinero. Por lo tanto la izquierda es diversa y, aunque la base del proyecto sea la misma, en cada país la experiencia resulta diferente, porque al querer representar los intereses de sus poblaciones, deben actuar teniendo en cuenta las diferentes necesidades de cada sitio, además de impregnar en lo más profundo de la acción ideológica la cultura del lugar.

La derecha no tiene esos problemas porque el dinero, aunque con diferentes nombres, es siempre lo mismo. Funciona de igual manera en Brasil que en España, por lo que actuar en su beneficio, o más bien, en que unas pocas manos tengan cada vez más dinero, entraña acciones iguales. Luego, que quienes ponen el dinero en el centro de la vida de un país tengan una visión más o menos retrógada de la sociedad, es algo accesorio que a los que se enriquecen con sus políticas económicas les da igual, porque tienen recursos para saltarse las que no les gusten.

>>Principales líderes del fascismo en el Mundo (I)<<

Un ejemplo de esta situación lo suponen el presidente de Brasil Jair Bolsonaro y el diputado español Santiago Abascal. Ambos fascistas tristemente orgullosos de serlo.

Puntos en común entre Jair Bolsonaro y Santiago Abascal
  • Admiradores de las dictaduras que precedieron los periódicos democráticos que ellos disfrutan. Bolsonaro expresó sobre la dictadura militar que asoló Brasil desde 1964 hasta 1985 que “fue un periodo de seguridad y prosperidad para Brasil“. Santiago Abascal por su parte expresó en Twitter que “a Franco no le perdonan que muriese en la cama (en realidad no se lo perdonan ellos); a la Cruz, elemento esencial de nuestra civilización, la odian como odian su propia identidad; y a la Corona no le perdonan que se pusiese junto al pueblo español contra el golpe separatista“.
  • Homofobia. Ambos políticos se posicionan abiertamente contra el colectivo LGTB. El presidente brasileño ha llegado a expresar que “si la homosexualidad se trata como algo normal, se multiplicará el número de homosexuales“. Es conocida la oposición de Santiago Abascal al matrimonio entre dos personas del mismo sexo, pero el líder de los fascistas españoles permite que dirigentes de su partido comenten atrocidades como, “si mi hijo dijera que es gay, tratataria de ayudarle. Hay terapias para reconducir su psicología“, expresadas por fascistas como Fernando Paz, número 1 de VOX por Albacete en las pasadas elecciones generales.
  • Racismo. Jair Bolsonaro ha llegado a expresar que “los afrodescendientes no hacen nada, creo que ni como reproductores sirven más“. Recientemente ha vetado un anunció de televisión del Banco de Brasil por incluir a negros, homosexuales y transexuales. Por su parte VOX, el partido de Santiago Abascal, ha pedido que la sanidad pública revele a la policía datos de los sinpapeles atendidos para que puedan ser expulsados del país.
  • Machismo. Jair Bolsonaro dirige uno de los países con las tasas más altas de violencia machista, sin embargo el brasileño no destina dinero público a luchar contra esta lacra, porque considera que la culpa es del feminismo por sacar a las mujeres de su sitio: la casa y el cuidado de los niños. Además apoya la normalización de la cultura de la violación con frases como “ella no merece (ser violada), porque ella es muy mala, porque ella es muy fea, no es de mi gusto, jamás la violaría. Yo no soy violador, pero si fuera, no la iba a violar porque no lo merece“. Mientras tanto Santiago Abascal considera al igual que el brasileño que la violencia machista no existe, por lo que apoya eliminar la legislación española que protege a las mujeres maltratadas (Ley de Violencia de Género). También coinciden en la perpetuación de la cultura de la violación. Santiago Abascal evita condenar las violaciones cometidas por españoles, limitándose a criticar solo las cometidas por extranjeros.
  • Viven del Estado. Pese a que ambos profesan una ideología neoliberal que considera como lo más acertado adelgazar el Estado en favor del sector privado, no dar ayudas a los sectores más desprotegidos a los que consideran vagos, llevan toda su vida profesional viviendo de las instituciones públicas.
  • Armas. Ambos fascistas apoyan cambiar la legislación para que sea mucho más fácil acceder, por parte de la ciudadanía, a armas de fuego. Bajo la excusa de “seguridad y protección de las familias“, se esconde una bomba de relojería rellena de odio al diferente, entendiendo por diferente a todo aquel que no comparta las ideas políticas de los movimientos que lideran Jair Bolsonaro y Santiago Abascal.

>>¡Al fascismo ni un milímetro!<<

En cuanto a las cuestiones económica, laboral y medioambiental, ambos coinciden totalmente: apoyan la explotación sin límites de los recursos naturales sin importar el impacto a medio y largo plazo, las privatizaciones, el aumento de la edad de jubilación, el fin del derecho a huelga, la reducción del gasto social, el fin de la negociación colectiva, la reducción de derechos laborales en favor de los empresarios…