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Próximo canciller de México confirma fin de política contra gobiernos bolivarianos

México no volverá a intervenir en los asuntos internos de otros países. Así será mientras la izquierda gobierne la nación americana. Marcelo Ebrard, el que será con toda probabilidad el próximo canciller (jefe de la diplomacia) del gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), lo ha confirmado.

Doctrina Estrada

López Obrador expresó no solo durante la última campaña electoral, sino desde el comienzo del nuevo milenio que la Doctrina Estrada, vigente en México desde 1.930 hasta 2.000, debía volver a ser recuperada por la diplomacia mexicana. Esta forma de concebir la geopolítica mundial nació de Genaro Estrada, Secretario de Relaciones Exteriores en el gobierno de Pascual Ortiz Rubio (1930-1932).

>>Perfil político del equipo de transición de López Obrador<<

La Doctrina Estrada se opone a que terceros países decidan si un nuevo gobierno es legítimo o ilegítimo, sobre todo si es revolucionario, ya que el antiguo Secretario de Relaciones Exteriores sostenía que era una decisión que le corresponde a cada pueblo. También se niega frontalmente a cometer injerencia en los asuntos de cualquier país, rechazando de plano el intervencionismo.

La aplicación de los pensamientos de Genaro Estrada llevarán a Marcelo Ebrard a terminar con el intervencionismo que México está llevando a cabo en apoyo al imperialismo practicado por Donald Trump en Venezuela y Nicaragua. La política injerencista del gobierno de Enrique Peña Nieto contra los países bolivarianos terminará el próximo 1 de diciembre, cuando AMLO tome posesión del cargo como presidente de México.

Diplomacia mexicana

México es una de las naciones más importantes de América Latina, la esfera de poder de su diplomacia es enorme, por lo que su influencia podría cambiar la posición de otras naciones con respecto a la intervención norteamericana en Venezuela y Nicaragua, sobre todo de los países de Centroamérica y el Caribe, con los que mantiene relaciones históricas de mayor cercanía.

El cambio que López Obrador imprimirá en su política internacional supondrá un alivio para los gobiernos de Nicolás Maduro y Daniel Ortega, los cuales están sufriendo las consecuencias de los intentos de golpe de estado contra sus democracias mediante sanciones económicas y violencia.