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La batalla por la hegemonía de la izquierda en Ecuador

La izquierda en Ecuador se encuentra dividida. Tras la llegada al poder de Lenín Moreno, irónicamente apoyado por Rafael Correa durante la campaña electoral, el actual presidente ha imprimido un giro a la derecha que ha desatado un cisma en el movimiento progresista del país sudamericano, que ahora está separado en dos grupos que parecen irreconciliables.

El referéndum y la consulta popular propuestos por Lenín Moreno suponen la confirmación de su acercamiento a la derecha. El mandatario ecuatoriano ha hecho una apuesta arriesgada para imponer su postura en el campo de la izquierda: quiere enterrar el legado de Rafael Correa y también al propio expresidente.

Para hacerlo ha incluido algunas preguntas en el referéndum y en la consulta popular que son claves para variar el rumbo de la Revolución Ciudadana y conseguir que sea irreversible. Las preguntas tres y seis supondrán -de conseguir el SÍ- el fin de los mecanismos de transparencia que se establecieron en la Constitución de Montecristi y el regreso de la burbuja inmobiliaria (cambio de rumbo). La pregunta dos, si logra vencer el SÍ, prohibirá a Rafael Correa presentarse de nuevo a las elecciones (irreversible).

Lenín Moreno ha basado la estrategia en tres puntos fundamentales:

  • Credibilidad. Lenín Moreno, como todo lo nuevo, conserva un halo de credibilidad que el tiempo está empezando a ensuciar, y además retiene el recuerdo positivo de ser el protegido de Rafael Correa, el expresidente con más apoyo popular en la historia reciente de Ecuador. Los medios de comunicación silencian al expresidente o expresan que es Correa el que ha cambiado, mientras intentan mantener el olor a nuevo de Lenín Moreno y el recuerdo de amistad entre ambos líderes al menos hasta que se celebren las elecciones.
  • Tiempo. Moreno se ha saltado los mecanismos constitucionales para convocar el referéndum y la consulta popular por un motivo: no dar tiempo a Correa. El expresidente se encontraba en Bélgica, con la pérdida de influencia que eso conlleva en los asuntos internos del país. Ha tenido que preparar su vuelta: organizar una campaña, crear un partido nuevo y fomentar una discusión que no existe en los medios de comunicación -en los que solo hay espacio para el SÍ- requiere meses. Moreno le ha dado a Correa apenas tres semanas.
  • Alianza con la derecha. El presidente de Ecuador tiene como aliados a los que hace solo unos meses eran tan férreos enemigos de la Revolución Ciudadana, que llegaron a intentar un golpe de estado que se llevó por delante varias vidas y casi termina con el asesinato de Rafael Correa. Los medios de comunicación en posesión de la derecha apoyan a Lenín Moreno, quién considera que contar con el voto de los conservadores le hace partir con la suficiente ventaja para ganar holgadamente.

La apuesta es muy arriesgada. Si Lenín Moreno pierde en las preguntas clave (2,3 y 6), su imagen política quedaría seriamente trastocada, mientras que Rafael Correa elevaría la suya al haber ganado con todo en contra.

El expresidente ha respondido de manera muy inteligente a la ofensiva del actual mandatario de Ecuador. En vez de dejarse llevar por el sentimiento de traición y situarse en contra de todas las preguntas, se ha centrado solo en tres de ellas: la dos, la tres y la seis. De esta manera aprovecha el poco tiempo del que dispone para centrar sus esfuerzos en explicar los motivos del NO a las preguntas que más controversia generan, y por lo tanto, las que son más fáciles de ganar. Con que el NO salga en esas tres, Correa ya habrá ganado el pulso a Lenín Moreno.

El anterior dignatario está sacando todo el partido a las redes sociales y está quemando los procesadores de todos los smarphones de Ecuador. Al no tener casi espacio en los medios de comunicación ecuatorianos, está aprovechando el poder de comunicación de Twitter, Facebook y ha llevado el debate al Whatsapp y al Telegram del pueblo ecuatoriano. Su estrategia de comunicación está haciendo subir el NO de manera intensa y constante desde que llegó al país para liderar la campaña.

Al contrario que Moreno, Correa no tiene mucho que perder. Ya no está en la presidencia y ha visto como muchos de sus antiguos compañeros están acabando con su legado político. De ganar su NO en las preguntas 2, 3 y 6 dejaría en una muy mala posición a Lenín Moreno frente a Ecuador, y lo expulsaría de manera irrevocable del liderazgo de la izquierda que está en disputa en estos momentos. Se convertiría desde el momento en que se supieran los resultados en la alternativa frente al neoliberalismo de la misma manera en que lo fue en 2007.