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Honduras prepara la movilización contra los escuadrones de la muerte

La dictadura de Juan Orlando Hernández (JOH) ha mantenido como política central de su ejecutivo el terrorismo de estado aplicado por los escuadrones de la muerte, que llegaron a Honduras mediante las gestiones de Billy Joya con el gobierno del expresidente Barack Obama, con el objetivo de asentar el golpe de estado contra Manuel Zelaya y la subsiguiente dictadura de Roberto Micheletti Bain.

Los asesinatos selectivos contra el movimiento social y político que se opone a la continuación de la dictadura de Micheletti (vigente desde el año 2.009), se efectúan para amedrentar a la izquierda, algo que no se ha sucedido gracias al liderazgo de Manuel Zelaya, Coordinador General del principal partido de la oposición, Libertad y Refundación (LIBRE).

El político revolucionario ha enfrentado en varias ocasiones la represión de las manifestaciones, suele acudir a las convocatorias y situarse en la cabeza de las mismas, resultando herido por la represión. Su estrategia de movilización permanente en las calles junto a una participación institucional con un funcionamiento interno democrático, le ha garantizado sostener la lucha contra la dictadura, aunque a día de hoy no ha sido capaz de garantizar que los votos de los hondureños en las urnas sean respetados. Los dos fraudes ejecutados por la dictadura en las elecciones generales de 2.013 y 2.017 no han sido revertidos por la izquierda.

Durante las protestas contra el fraude a finales del año 2.017 y principios del 2.018, parecía que la dictadura tenía los días contados, pero una inteligente maniobra de JOH, rompió la unidad. Ofreció un acuerdo que apelaba al ego del candidato a la presidencia de la izquierda, en ese momento unida en la Alianza de Oposición contra la Dictadura (Salvador Nasralla), quién aceptó sentarse a dialogar como el máximo representante del movimiento social antifraude, una responsabilidad compartida que no le pertenecía. Esa negociación nunca tuvo garantías de que lo acordado allí se fuera a cumplir, de hecho JOH puso como condición que no se hablase del fraude electoral, y Nasralla al aceptar la invitación lo reconoció como presidente constitucional, dividiendo las masivas movilizaciones que habían puesto en jaque la permanencia de Juan Orlando Hernández en el ejecutivo.

La pata izquierda del bipartidismo de Honduras, el Partido Liberal, se opuso al fraude en un primer momento por su propia superviviencia política, ya que en las elecciones de 2.013 el partido LIBRE lo superó, y después en 2.017 La Alianza confirmó la tendencia, por lo que su giro a la izquierda para contener la pérdida de votantes debía ser creíble. Sin embargo al igual que Salvador Nasralla, el PL ha entrado en el diálogo con la dictadura.

De los tres líderes que se oponían a la dictadura solo queda uno enfrente de ella: Manuel Zelaya, motivo por el cual los medios de comunicación y la Iglesia Católica han comenzado una persecución mediática contra el líder de la izquierda hondureña, que ahora mismo se encuentra preparando una movilización que se espera masiva, para protestar contra los escuadrones de la muerte que siguen matando a los integrantes del campo de la izquierda en Honduras.

En los últimos días, tres estudiantes que participaron activamente en las protestas contra el fraude electoral, y más recientemente en las que se oponían el aumento del precio del transporte público, han sido asesinados por escuadrones de la muerte. Dos de ellos, Mario Henrique Suárez de 19 años, y Gerson Daniel Meza de 18, estudiaban en el Instituto Técnico de Honduras (ITH), fueron secuestrados por varios encapuchados, y horas más tarde aparecieron asesinados.

La tercera víctima de los escuadrones de la muerte dirigidos por JOH fue Kevin Orellana, estudiante de la Universidad Nacional Autónoma del Valle de Sula (UNAH-VS). El diputado de LIBRE en el Congreso de Honduras Jorge Cálix, hizo una propuesta de ley no solo para investigar los asesinatos de los estudiantes, sino también para prohibir que las fuerzas de seguridad del estado vayan encapuchados durante los operativos contra los ciudadanos. Sin embargo el vicepresidente del Congreso Nacional Toño Rivera, del oficialista Partido Nacional (PN) suspendió la sesión del Congreso durante la exposición del diputado progresista, impidiendo siquiera la discusión y la votación.