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La piedra que Pablo Iglesias lanza a Pedro Sánchez cae en el tejado de UP

Pablo Iglesias quería golpear primero a Pedro Sánchez con el objetivo de posicionar en la sociedad el relato de que la culpabilidad de una más que posible repetición electoral era a causa del PSOE. Para ello decidió usar un cauce democrático disponible en Podemos, la consulta a sus bases, una herramienta política cuya popularidad se disparó gracias al 15M.

La estrategia estaba clara: un apoyo interno masivo a la propuesta de Pablo Iglesias de entrar en el gobierno del PSOE tal y como UP exige (varias carteras ocupadas por los altos dirigentes de la coalición electoral de izquierdas), revestiría con una mayor fuerza al líder de la unidad, que no solo habría dado un ejemplo de democracia interna en contraposición a la conducción clásica de Pedro Sánchez, sino que mostraría un visualmente efectivo respaldo a su gestión en las negociaciones.

Con ello intentaría asentar su argumento de que la sociedad quiere un gobierno de coalición de izquierdas en los términos que él propone, y que el PSOE, al rechazar esa opción, está no solo traicionando a sus votantes y contradiciendo las palabras de Pedro Sánchez en campaña, sino que además es el responsable de una, cada día más posible, repetición electoral.

>>La democracia participativa está tutelada en Podemos<<

Sin embargo, para que todo ello sucediera, debía ganar la opción defendida por Pablo Iglesias. Y es en este momento cuando el líder de Unidas Podemos cometió un fallo garrafal: redactar de manera perversa las preguntas, invisibilizando el resto de opciones que están presentes en el actual escenario político (la más importante de ellas es votar no a la investidura de Pedro Sánchez), para dirigir a sus bases, como un pastor a su rebaño de ovejas, al lugar deseado.

Pablo Iglesias anuló la democracia del proceso interno solo para garantizar su victoria, y al hacerlo no solo ha creado disputas internas y desmovilización de varios militantes activos, sino que ha desactivado el poder de la iniciativa para comenzar ganando el debate sobre la culpabilidad de la repetición electoral.

La consulta constó de dos preguntas, la primera de ellas tenía este enunciado “para hacer presidente a Pedro Sánchez, es necesario llegar a un acuerdo integral de Gobierno de coalición (programático y equipos), sin vetos, donde las fuerzas de la coalición tengan una representación razonablemente proporcional a sus votos“. La opción de la dirección.

La segunda pregunta rezaba “para hacer presidente a Pedro Sánchez (ya sea mediante el voto a favor o la abstención), basta con la propuesta del PSOE: un Gobierno diseñado únicamente por el PSOE, colaboración en niveles administrativos subordinados al Gobierno y acuerdo programático“. Esta opción está superada por la realidad –Pedro Sánchez hizo otra después mejorando un nivel las condiciones-, plantea un escenario que ya no existe, y que por lo tanto, nadie apoyará porque es peor que el realmente existente.

De esta manera, Pablo Iglesias pensó que se aseguraría la victoria. Pero al anular la esencia democrática de la estrategia, cuando la iniciativa estaba basada en ese valor -por eso se usó la herramienta que es la consulta-, y descubrirse sus intenciones, el golpe lo ha dado Pedro Sánchez, que ha visto la ocasión no solo de señalar el torticero manejo interno que hace Pablo Iglesias de la democracia en Podemos, además ha aprovechado para romper una negociaciones que nunca le gustaron, permitiéndose el lujo de justificarse en el error de la dirección de la formación morada, ocultando de esa manera el verdadero motivo: las políticas de izquierda que UP quiere aplicar desde el gobierno, y el PSOE no.

>>Pedro Sánchez golpea primero a UP por la culpabilidad de una posible repetición electoral<<

Una posibilidad que se convirtió en certeza en el momento en que Pedro Sánchez presentó a los negociadores de Unidas Podemos un documento programático inamovible en el que no aparecía ninguna de las políticas de izquierdas que ambas formaciones acordaron en los Presupuestos Generales del Estado 2019, tras lo que el líder del Partido Socialista pidió al PP una abstención en la investidura antes  que añadir al documento algunas propuestas progresistas de UP.