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La estrategia electoral de Pedro Sánchez volverá a evitar el sorpasso de Unidos Podemos

El presidente del gobierno Pedro Sánchez ha convocado elecciones legislativas. La legislatura acabará antes de tiempo, cumpliendo así el escenario más posible de los que se abrieron con el triunfo de la moción de censura a Mariano Rajoy. Una moción que fue impulsada por Unidos Podemos casi con más ganas que el resto de fuerzas políticas, esperando unos réditos electorales que, como siempre desde 1978, se está quedando el PSOE.

Unidos Podemos se puso a disposición de Pedro Sánchez, y el secretario socialista aprovechó la ocasión para llevar adelante un gobierno de gestos que no cambiase nada, pero que le diera un buen par de argumentos para venderse en la campaña electoral que vendrá como un izquierdista al frente del único partido que puede “frenar a la derecha“.

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Una vez en el gobierno, Pedro Sánchez conformó un gabinete ministerial sin nadie de UP, dejando en evidencia a Pablo Iglesias, quién mostró públicamente su interés de entrar en el ejecutivo. Pese a ello, la izquierda alcanzó un acuerdo con el PSOE para presentar en el Congreso de los Diputados los Presupuestos Generales del Estado 2019.

Ambas fuerzas sabían que no saldrían aprobados, pues el resto de fuerzas nacionalistas e independentistas que apoyaron la moción de censura contra Mariano Rajoy, no iban a dar un nuevo sí sin obtener prebendas que Pedro Sánchez no les iba a otorgar. Aún así los impulsaron por interés electoralista: ambas lo venderán en campaña como los presupuestos más sociales de la democracia, aunque no convendrán en a quién hay que darle las gracias. En esa disputa, perderá Unidos Podemos, porque el PSOE tiene apoyo mediático, y los de Pablo Iglesias y Alberto Garzón no.

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Además, Pedro Sánchez repetirá en cada mitín que el PSOE ha sido la única fuerza que ha luchado por la memoria histórica, al haber intentado exhumar el cadáver del dictador Franco. Como en todos los procesos electorales anteriores, no importará que los fusilados por el franquismo sigan en las cunetas, ni que la Ley de Memoria Histórica del PSOE reconozca los juicios sumarísimos de la dictadura.

Pedro Sánchez ha conseguido lo que quería, un par de gestos con los que aparecer en los medios como -“esta vez sí que sí”– un líder político de izquierdas, en concreto el único que puede “frenar a la derecha” porque es la opción electoral que más concentra el voto, por lo que echar en la urna un sobre con una opción progresista distinta al PSOE, divide el voto y beneficia a la derecha. El mismo argumento por el que el PSOE lleva anulando a la izquierda transformadora desde 1978.

>>Diccionario Político: Partido Socialista Obrero Español (PSOE)<<

Frente a ello aparece Unidos Podemos en uno de los momentos más bajos de su breve historia. Pablo Iglesias desaparecido, Irene Montero liderando a medias para no pisar el espacio del líder, y Alberto Garzón pasando a ser el segundo político peor valorado según el CIS. Disputas internas en varios territorios, rechazo a la marca por parte de sus fuerzas integrantes en diferentes lugares, ausencia de mecanismos democráticos para la conformación de las listas y el programa.

Sin embargo, el problema de fondo no es obtener un mal resultado en las legislativas, sino replicarlo en las autonómicas y municipales, nivel institucional éste último en el que la izquierda tiene más poder, y por tanto visibilidad como trampolín para alcanzar mayores cuotas de poder. Perder las ciudades conquistadas en 2015, supondría una nueva travesía por el desierto para la izquierda española.