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Radiografía musical: The Jayhawks

The Jayhawks se forman en Minneapolis, ciudad del estado de Minnesota (Estados Unidos), en mitad de la década de los 80, y como cabezas visibles de una escena musical prolífica en cuanto a cantidad y calidad de sus bandas locales.
Los estadounidenses acaban cuajando tras la conjunción de varios músicos de la zona como el vocalista y guitarrista Marc Olsson, el bajista Marc Perlman y el batería Norm Rogers. Así dieron su primer concierto, en el que una figura clave estaría entre el público. Esa figura no es otra que la del también guitarrista y vocalista Gary Louris, de gran reputación por la zona,  el cual se unió a la banda tras unas conversaciones después del show.

Primeras grabaciones

Con la primera alineación oficial ya establecida, poco a poco fueron dando más y más conciertos, haciendo que el nombre del grupo fuese corriendo de boca en boca con gran rapidez. Tal difusión permite que publiquen un álbum debut homónimo en 1986 con el sello Bunkhouse, aunque no contó con demasiada promoción, si bien es cierto que en él se dejan entrever influencias de Neil Young o del Bob Dylan de la época del Nashville Skyline.

Poco después, el batería Rogers es reemplazado Thad Spencer, pero cuando la banda seguía dando conciertos y trabajando en nuevo material, Gary Louris sufre un grave accidente de coche, motivo por el cual permanecen inactivos por un tiempo.
Fruto del material que han ido grabando surge Blue Earth en 1989, lanzado por el sello Twin/Tone, y en el que se aprecian nuevas texturas y una mayor elaboración de las composiciones, aunque todavía quedaban aristas por pulir.

La recuperación de Louris y la explosión musical

Con Gary Louris ya recuperado y tras una posterior gira nacional en la que promocionan el citado Blue Earth, llaman la atención del productor George Drakoulias, siendo un impulso importante para ellos hasta el punto de firmar con la compañía American Records. Este acuerdo les repondría mayores apoyos y una difusión mucho más acorde con el potencial del grupo. También habría un nuevo cambio en la formación, puesto que entra el nuevo batería Ken Callahan.

Con tales circunstancias favorables aparece en escena Hollywood Town Hall en 1992 bajo la propia supervisión del propio Drakoulias, dando como resultado un trabajo que contó con unas fabulosas valoraciones por parte de la crítica especializada.
La gira posterior trajo consigo la incorporación permanente de la teclista y corista Karen Grotberg.

Con el tándem compositivo formado por Olson y Louris funcionando a pleno rendimiento, aunque con la presión de suceder a un trabajo tan maravilloso, publican Tomorrow the Green Grass (1995). Apoyado por el formidable single “Blue”, el álbum consigue entrar en posiciones dignas de las listas de los Estados Unidos y el Reino Unido, y de nuevo con críticas muy positivas hacia su trabajo.
Así se instauran como una de las formaciones de culto más importantes de la década de los 90, dejando huella con dos importantes álbumes que a día de hoy son clásicos del estilo.

Desgraciadamente, el camino posterior distará bastante de ser el más idóneo y cómodo.

Olson abandona, comienza una nueva etapa

Durante la gira promocional de Tomorrow the Green Grass, Mark Olson, uno de los principales compositores junto a Louris, decide partir. Esto implica una reforma en la alineación de The Jayhawks, dejando a Gary Louris como principal líder acompañado por los ya habituales Marc Perlman y Karen Grotberg, más las nuevas inclusiones del batería Tim O’Reagan, el guitarrista Kraig Johnson y la violinista y chelista Jessy Greene.

Estos cambios provocan que Gary reinvente parte del sonido del grupo. Cuando salió al mercado Sound of Lies (1997), nuevamente producido por Drakoulias, el público pudo percibir una orientación más pop y experimental sin renunciar del todo a su pasado musical. La crítica lo recibió con disparidad de opiniones. Algunas acusaban a Louris de alejar a la banda del característico sonido que había puesto en pie a toda la escena, mientras otras lo aplaudían por arriesgarse en su nuevo enfoque, a veces más intimista.

Puntuales texturas pop

Ya sin Grotberg en el grupo y lejos de volver completamente a sus raíces, Louris vuelve a fusionar el country rock con el pop en Smile (2000), un disco producido por el reputado Bob Ezrin, aunque esta vez incorporando nuevos elementos y texturas que añadieron aún más debate entre la crítica, a pesar de contener un puñado de composiciones realmente notables.

Tres años más tarde y con un nuevo cambio de sello, esta vez amparados por Lost Highway, al vocalista y guitarrista Gary Louris parece entrarle la nostalgia y se pone manos a la obra para publicar un nuevo álbum en el que recuperar el sonido clásico del grupo.

Al indiscutible líder le vuelven a acompañar O’Reagan y Perlman, pero esta vez el apoyo en las guitarras recae en el músico Stephen McCarthy que, con la ayuda del productor Rick Rubin y la aportación de ciertos colaboradores, reaviva la llama con el fantástico Rainy Day Music en 2003.

Inactividad temporal y regreso efímero de Olson

A pesar del éxito, las malas noticias llegaban en forma de inactividad. Louris y Olson se reunían de vez en cuando para realizar conciertos, pero no bajo el nombre de la banda. De hecho, se tomaron un buen tiempo para publicar un álbum conjunto y realizar otros proyectos por separado.

Tras casi seis años de travesía por el desierto, el grupo regresa puntualmente a los escenarios, con la inclusión de Olson y Grotberg como principales alicientes. Gracias a una ferviente respuesta del público, deciden reactivar definitivamente la maquinaria. Son acogidos por el sello Rounder y lanzan un débil Mockingbird Time (2011) que lo único que genera es alegría por el regreso, disparidad de opiniones de crítica y público por el contenido, y un nuevo capítulo de tensiones que finaliza con el ahora sí definitivo abandono de Mark Olson.

Nuevo reajuste y reciente material

Ya acostumbrados a la vida sin Mark y lejos de las tensiones de aquellos días, el grupo vuelve a anunciar un nuevo trabajo para 2016 con la incorporación del ya conocido guitarrista Kraig Johnson. Esta vez apoyados por Peter Buck -quien fuera el guitarrista de los ya extintos R.E.M– en las tareas de producción que también realiza el propio Gary. Se tituló Paging Mr. Prousty en él se aglutinan todos los ingredientes utilizados por la banda durante su carrera, sin olvidar sus raíces pero dotando a la propuesta de un enfoque más actualizado. El álbum dejó satisfechos a la mayoría de medios musicales, pero no poseía el brillo compositivo de antaño.

El registro más reciente de The Jayhawks es Back Roads and Abandoned Motels (2018), sin Kraig Johnson pero con el también guitarrista John Jackson. El disco contiene dos nuevas canciones escritas por Louris, más otras coescritas por diversos músicos como Jakob Dylan, Ari Hest, Emerson Hart, etc, que fueron concebidas para otros proyectos, y que para la ocasión son adaptadas al sonido del grupo.

Discos recomendados (Top 6)
6. Paging Mr. Proust (Thirty Tigers; 2016)

La tipografía de la portada parece indicar una actualización del sonido de la banda. En realidad no sería la primera vez que incorporan nuevos elementos a su música empapada de country rock y folk pop, pero realmente en esta ocasión no ha sido para asustarse. Tras la segunda y definitiva marcha de Mark Olson, Gary Louris vuelve a erigirse como el líder de The Jayhawks y sí, hay ingredientes musicales que muestran un ligero paso adelante, con una ligera tendencia hacia sonidos pop y rock más alternativos, y con sonidos de guitarra más crujientes debido a la producción del propio Gary junto a Peter Buck y Tucker Martine, pero también es cierto que el sonido de antaño, más americano y típico en ellos, se ve representado en cortes como la inicial “Quiet Corners & Empty Spaces”.
El disco cuenta con un buen equilibrio y mejora lo mostrado en Mockingbird Time (2011), pero a pesar de sus buenos momentos se queda lejos lejos de las mejores obras del grupo.

Canciones destacadas: “Quiet Corners & Empty Spaces”, “Isabel’s Daughter”, “Leaving the Monsters Behind” y “Comeback Kids”.

5. Smile (American; 2000)

Gary Louris había iniciado un cambio de rumbo en Sound of Lies (1997), y su continuación siguió por la misma senda, experimentando con nuevos sonidos que llevasen la música de la banda a otros rincones inexplorados por ellos anteriormente. Tampoco hablamos de una revolución, y si bien el sonido más country y folk cede espacio a terrenos más pop junto al uso de puntuales sintetizadores y loops, la esencia del grupo sigue presente en varias de sus canciones. Bob Ezrin es el encargado de producir un disco que comienza muy bien gracias a la homónima “Smile” y a la extraordinariamente melódica “I’m Gonna Make You Love Me”, pero que continúa brillando en la excelsa “A Break In The Clouds” y en la rockera “Queen Of The World”. Sin embargo, desluce en momentos puntuales por culpa de otras composiciones que se encuentran desubicadas dentro del contexto global del álbum.

Canciones destacadas: “Smile”, “I’m Gonna Make You Love Me”, “A Break In The Clouds” y  “Better Days”.

4. Sound of Lies (American; 1997)

Tras una horrorosa portada se esconde un trabajo doloroso. La marcha de Mark Olson fue un mazazo para el grupo, que hasta ese momento funcionaba como la seda gracias al tándem compositivo formado por el propio Olson y Louris, quienes habían alcanzado una madurez musical extraordinaria. Por este motivo, Sound of Lies posee un aura triste a nivel de textos, ya que también estuvo marcado por el divorcio del líder de la banda, sin embargo, en lo instrumental se compensa para que el resultado final no sea tan oscuro.
La música sigue sustentándose en el country rock de antaño, aunque hay diversas ramificaciones que tocan el pop rock alternativo y el pop más melódico. Sobresalen títulos como la cruda “The Man Who Loved Life”, “Trouble” o la enérgica “Big Star”. Un gran álbum que no todos recibieron con aplausos.

Canciones destacadas: “The Man Who Loved Life”, “Trouble”, “Big Star” y “Haywire”.

3. Rainy Day Music (American, Lost Highway; 2003)

La reconciliación de Gary Louris con sus seguidores más anclados en su sonido country rock y folk de antaño viene de la mano del inspiradísimo Rainy Day Music. Gary demostró aquí saber hacer un álbum con el característico sonido de la banda sin su socio Mark, el cual le reportó críticas tremendamente positivas y los aplausos del oyente. La brillante instrumentación vuelve a abrazarse con las magníficas armonías vocales a las que siempre nos tuvieron acostumbrados. Producido por Rick Rubin y Ethan Johns, cuenta con colaboraciones puntuales de gente como Jakob Dylan, Matthew Sweet o Bernie Leadon, entre otros.
Es difícil resistirse a la inmediatez y a la exquisitez melódica que brindan composiciones de la talla de “Save It For A Rainy Day”, un nuevo clásico, o las apabullantes “Tailspin” y “Angelyne”.

Canciones destacadas: “Tailspin”, “All The Right Reasons”, “Save It For A Rainy Day” y “Angelyne”.

2. Hollywood Town Hall (American; 1992)

Estamos ante uno de los pilares fundamentales del sonido de The Jayhawks. Tras haber comenzado con buenas ideas aunque sin pulir aristas y faltos de apoyo en sus dos primeros trabajos, se podría decir en este caso que a la tercera fue la vencida. Hollywood Town Hall no esconde, ni lo pretende, sus claras influencias de ciertas etapas de Neil Young, pero a cambio le confieren a su música de un sello de identidad propio. El productor George Drakoulias fue una figura fundamental para que éstos pudiesen asomar la cabeza, propiciando su difusión, su fichaje por un sello mayor, y produciéndoles el disco. Aquí ya encontramos canciones clásicas del repertorio de los de Minnesota como “Waiting For The Sun”, “Crowded In The Wings”, o las regrabaciones de “Two Angels” y “Martin’s Song”, ambas rescatadas de su anterior Blue Earth.

Canciones destacadas: “Waiting For The Sun”, “Crowded In The Wings”, “Take Me With You (When You Go)” y “Settled Down Like Rain”.

1. Tomorrow the Green Grass (American; 1995)

Junto a Hollywood Town Hallestamos ante uno de los clásicos no sólo de la banda, sino también de la década de los 90. Parecía imposible igualar la calidad de su antecesor, pero con unos músicos en pleno estado de forma todo fue posible. A la ya conocida fórmula de country rock, folk y demás sonidos propios de raíces americanas, les añaden una pizca más de melodía que da como resultado excelentes composiciones de la talla de “Blue” o “I’d Run Away”. Además de estos dos clásicos, habría que añadir otras canciones de gran valía como la emocional “Two Hearts”, la rabiosa “Real Light”, la impresionante “Miss Williams’ Guitar” o el medio tiempo “Over My Shoulder”. También se atrevieron con “Bad Time”, una logradísima versión de los Grand Funk Railroad.
George Drakoulias volvió a exprimir el mejor sonido de un grupo que por aquel entonces vivía sus días de gloria. El único pero es que no se hayan hecho más populares entre el gran público.

Canciones destacadas: “Blue”, “I’d Run Away”, “Miss Williams’ Guitar” y “Over My Shoulder”.

 * Puedes leer aquí la anterior publicación perteneciente a la sección Radiografía musical.